12 noviembre, 2005

 

11 de noviembre en Angola:
El regreso de Carlota

Jorge Gómez Barata

Una esclava africana dio nombre a la más grande acción de apoyo al movimiento de liberación nacional que existiera nunca: Operación Carlota, denominación del operativo cubano en respaldo a la independencia de Angola, proclamada treinta años atrás.

La presencia y la dominación extranjera y la rebeldía angolana marcharon parejas durante cinco siglos, hasta que en la década de los sesenta, los patriotas angolanos desataron la lucha armada contra la dominación colonial.

El desenlace a favor de los luchadores por la independencia fue favorecido por el establecimiento de un nuevo régimen en Portugal, que tras la derrota de la dictadura de Oliveira Salazar, accedió a la independencia de Angola que fue fijada para el 11 de noviembre de 1975.

Las potencias europeas, Estados Unidos y los racistas sudafricanos, prepararon todas las condiciones para aplicar a Angola la receta que había sido ensayada ya en Palestina al finalizar el mandato británico y en el Gongo a la partida del gobernador belga y que consistía en estar listos para, al cesar las responsabilidades de Portugal, apoderarse del país, establecer un gobierno títere e incluso desmembrarlo.

A tan abyectos propósitos, en increíble contubernio con Sudáfrica y el imperialismo se prestaron el gobiernos de Zaire, encabezado por Mobutu, la UNITA y su líder, Jonas Savimbi y Holden Roberto que habían tenido cierta participación en la lucha anticolonialista y que en actitud francamente antinacional, rehusaron acompañar al Movimiento para la Liberación de Angola en un proyecto de real independencia nacional.

Impunemente, como quienes participan en un desfile, los racistas sudafricanos avanzaron con sus tropas desde el sur, mientras las fuerzas de los movimientos conocidos como fantoches y los mercenarios lo hacían desde Zaire, aproximándose a la capital.

Cuba que desde los años sesenta, por intermedio del comandante Ernesto Guevara estableció relaciones y brindó apoyo al Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA), ante la inminencia de la proclamación de la independencia, respondió a la solicitud de instructores para convertir las unidades guerrilleras en un ejército regular.

Fueron aquellos 480 instructores cubanos, puestos a disposición del MPLA, constituidos apresuradamente en unidades de combate quienes, junto a las aguerridas aunque mal armada y escasamente entrenadas Fuerzas Populares de Liberación, hicieron frente a la invasión coaligada de racistas, fantoches y mercenarios, propinándoles las primeras y decisivas derrotas y aportando los primeros héroes.

Las arrogantes tropas sudafricanas fueron contenidas y obligadas a retirarse y, al dar la media noche del 10 de noviembre, se proclamó la independencia. No corrió el champán, no hubo discursos y muchos de los presentes partieron de inmediato a sus puestos de combate. Ninguno reparó que estaban cambiando la historia e iniciando un camino que aunque largo, preservó la libertad y la integridad de Angola, avanzó hacia la independencia de Namibia y condujo al fin de apartheid.

Hay cerca de Luanda, en una pequeña playa formada por un meandro del majestuoso río Kwanza, donde, además de un vetusto espigón, se conservan los corrales donde se encerraba a los esclavos que desde aquel embarcadero, en número cercano a los cuatro millones, se enviaron a un sitio que, por ironías del destino llamaban Nuevo Mundo.

Nunca pude disfrutar de aquel lugar sin imaginar que desde allí, encadenada y sufrida, partió Carlota, la esclava rebelde del ingenio Triunvirato a la que con nuestra presencia ofrendábamos un magnifico desagravio.

Comentarios: Publicar un comentario



<< Home

This page is powered by Blogger. Isn't yours?